[Letra P] - PENSAMIENTOS
Los
que me han precedido se burlan de mí. Les basta con que sus ideas se muerdan
firmemente la cola. Creen que así han comprendido realmente algo y, sin
embargo, es tan solo su propio pensamiento aislado que ya vuelve a morderse la
cola. Cuanto más a menudo lo hace, piensan ellos, tanto mejor, y si llega
incluso a alimentarse de su propio cuerpo, caen en una especie de arrobamiento.
Yo, en cambio, vivo con el único temor de que mis pensamientos demuestren ser
ciertos demasiado pronto; también por eso les doy tiempo para que dejen al descubierto
toda su falsedad o al menos cambien de piel.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1943). [Ed.
GG: pp. 42-43]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Lo
importante en cada pensamiento es aquello que deja inexpresado, en qué medida
lo ama y se le acerca sin tocarlo.
Algunas
cosas también se dicen para que nunca más puedan ser dichas. A esta especie pertenecen
los pensamientos audaces; en la
repetición muere su audacia. El rayo no debe caer dos veces en el mismo sitio.
Su tensión es su bendición, pero su luz es fugaz. Allí donde surge un fuego, ya
no hay rayo.
Los
pensamientos que se articulan hasta formar un sistema no conocen la piedad.
Excluyen gradualmente lo inexpresado y lo dejan luego tras de sí, hasta que
muere de sed.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1943). [Ed.
GG: pág. 46]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Cuanto
más exactos son los relatos de viajes que leemos sobre los pueblos «primitivos»,
más intensamente sentimos la necesidad de no preocuparnos de las teorías etnológicas
predominantes o controvertidas y comenzar a pensar otra vez desde el principio.
Lo más importante, aquello por lo que más nos interesamos en primer término, es
siempre dejado fuera en las teorías. Tenemos que hacer nuestra selección nosotros
mismos. ¿Cómo podemos confiar en las reflexiones de personas cuyo fuerte no
estaba para nada en el pensamiento, cuya imaginación se hallaba paralizada por
su exactitud y a las que importaba más la integridad que la claridad; personas
que vivían para coleccionar y dejaban el conocer en un segundo plano; personas
cuya estrechez de miras podía llevarlas a despreciar o amar de modo exclusivo lo
que veían? El viajero de antes era simplemente curioso, salvo que su deseo
exclusivo fuera captar almas, o cualquier otro botín. El etnólogo moderno es metódico,
sus estudios lo capacitan para observar, mas no para pensar en forma creativa,
esta equipado con las más finas redes, cuyo primer prisionero es él mismo.
Nunca le agradeceremos bastante el material que nos aporta; merece los
monumentos que antaño se erigían a los reyes y presidentes. Pero los relatos de
los antiguos viajeros deberían conservarse mejor aún que las más valiosas obras
de arte. Pensar, no obstante, es una actividad que debemos realizar nosotros
mismos. No debemos aceptar ninguna creencia ni convicción ajenas, y a las conclusiones
a las que lleguemos después de atentas y copiosas lecturas debemos dejarles
tiempo y aire que las revitalice. Poco es lo que ganamos repitiendo viejas teorías.
Al utilizar el rico material que proporcionan los viajeros y que, por cierto,
no escasea en nuestros días, debemos acceder a una visión íntegra y serena de
los hombres y de la vida que llevan, tan distinta en cada lugar. No es lícito
ensamblar rasgos y detalles aislados, su proximidad es fortuita y artificial.
Conservemos en nuestro interior aquello que se deje unir para formar un
conjunto. Cuanto más sea lo que llegue a tocarse dentro de nosotros, más ricas
y exactas serán las ideas que nos hagamos de la humanidad en general.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1943). [Ed.
GG: pág. 65]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Al
hombre que se ha acostumbrado a su propia manera de pensar sólo hay una cosa que
pueda salvarlo de la desesperación: el mensaje que sustrae a los demás, que
apunta sólo para sí, olvida, y que sólo con asombro vuelve a encontrar más
tarde. Pues todo lo que elabora conscientemente, en torno a lo cual sigue
pensando día tras día, aumenta su imbricación en el mundo, que lo oprime. Sólo podrá́
permanecer libre si piensa en vano. Sus contradicciones deberán salvarlo, la
multiplicidad de éstas, su insondable absurdidad. Pues el hombre creador acaba
siendo victima de su propia precisión; su veneno es la continuidad en la cual
se enreda, incluso la lectura se convierte para él en una prolongación propia,
como si las páginas que va pasando ya estuvieran prefiguradas en él. Una sola
cosa puede ayudarlo: el caos generado por sus propios pensamientos, en la
medida en que permanezcan aislados y no tengan continuidad, en la medida en que
sean olvidados.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1947). [Ed.
GG: pág. 146]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Lo
que más me repugna de los filósofos es el proceso de vaciamiento de su pensamiento. Cuanto más a menudo y hábilmente
emplean sus términos fundamentales, tanto menos queda del mundo que los rodea.
Son como bárbaros en el interior de una casa alta y espaciosa, llena de obras
maravillosas. Ellos están ahí en mangas de camisa y lo arrojan todo por las ventanas,
de forma metódica e imperturbable: sillones, cuadros, bandejas, animales, niños,
hasta que no quede nada, salvo espacios totalmente vacíos. A veces también salen
volando las puertas y las ventanas. Queda en pie la casa desnuda. Y ellos se
imaginan que con estas devastaciones todo está mejor.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1951). [Ed.
GG: pág. 182]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Puede
que, hasta hoy mismo, todos los pensamientos hayan sido pensados en torno a uno
solo, que aún espera ser pensado. Puede que todo dependa de que este
pensamiento sea realmente pensado. Puede que todavía no haya seguridad alguna
de que vaya a ser pensado.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1953). [Ed.
GG: pág. 201]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Noches
y días de miedo. Tengo la extraña sensación de que todo lo que aprendo se
transforma en miedo. Después de días en los que los pensamientos han recuperado
su vida por completo, vienen noches de miedo. ¿Llegará alguna vez el momento en
el que ya no me sea lícito asimilar nada nuevo? ¿Habrá llegado a su fin la
expansión del espíritu?
Terrible
idea, pues yo quiero avanzar siempre más lejos.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1957). [Ed.
GG: pág. 242]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Viajan
par todo el mundo, regresan, se van, y yo sigo aquí, siempre el mismo, nada ha
sucedido; yo, siempre ocupado con los mismos pensamientos y los mismos hombres.
¿Qué
es lo que no anda bien? ¿Son ellos? ¿Soy yo? ¿O acaso son esos mismos
pensamientos de los que no logro liberarme hace ya treinta años? ¿Moriré de ellos?
¿Podré evadirme alguna vez de esa prisión?
Pues
cada vez soy más prisionero de esos pensamientos, ellos mismos crecen y se entreveran,
y en su espesura me parece que contienen el mundo entero: el mundo que yo no conozco.
¡Oh,
sacerdote de los signos, ser desasosegado, cautivo en el templo de todas las
letras, tu vida llegará pronto a su fin! ¿Qué has visto? ¿De qué has tenido
miedo? ¿Qué has conseguido?
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1957). [Ed.
GG: pág. 243]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Sus
pensamientos, como nubes, van cediendo por todas partes; de pronto ya no vemos
nada, y sabemos que estamos en uno de sus pensamientos.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1962). [Ed.
GG: pág. 287]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Todos
los libros que se limitan a mostrar cómo hemos llegado a nuestras opiniones
actuales, a las opiniones dominantes sobre los animales, el hombre, la
naturaleza y el mundo, me provocan malestar. ¿Adónde hemos llegado realmente?
En las obras de los pensadores del pasado buscamos las frases que,
paulatinamente, nos han ido llevando hasta nuestra visión del mundo. Lamentamos
la mayor parte de sus opiniones, que es errónea. ¿Qué puede haber más estéril
que este tipo de lecturas? Pero precisamente las opiniones «erróneas» de los
pensadores del pasado son lo que más me interesa de ellos. Podarían contener el
germen de las cosas que más necesitamos, y que nos sacarían del horrible callejón
sin salida de nuestra actual visión del mundo.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1967). [Ed.
GG: pp. 333-334]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
La
verdadera tentación del hombre que piensa es la de enmudecer. El pensamiento
accede a su máxima dignidad mediante el silencio: ya no se propone nada, no
explica nada, no se expande. El pensamiento que se silencia renuncia al
contacto.
Pudiera
ocurrir que este pensamiento llegara incluso a matar. Pero no lo sabe. No ha
querido saberlo. No persiste en su empeño por sobrevivir.
*** La provincia del hombre. Apuntes 1942-1973 (1968). [Ed.
GG: pág. 344]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Mientras
no haya comprendido clara e incondicionalmente qué significa la muerte, no habré
vivido.
Todas
las otras cosas que he emprendido, ya sea que las llevase a término o que las
dejase en estado embrionario, no significan, comparativamente, nada. ¿Querré́
darme de verdad por satisfecho con semejante balbuceo? ¿Acaso no he sentido algo
mucho más concreto? ¿Y no tendré́ la
firmeza necesaria para hacerlo comprensible?
El
siniestro alarido de rabia de quienes actúan como defensores de la muerte me ha
confundido. Con demasiada frecuencia pienso que existen, como si esto fuera un
gran descubrimiento. Claro que existen, claro que han existido siempre.
Precisamente por eso debo prescindir de ellos y abocarme a mi tarea como si no
existieran.
El
peso de todos los muertos es monstruoso, ¡qué despliegue de fuerzas se necesita
para oponerle un contrapeso! Y si al final no se hace, quizá dentro de poco ya
no será posible recurrir al pensamiento para contrarrestar el peso, cada hora
mayor, de los difuntos.
*** El corazón secreto del reloj. 1973-1985 (1980). [Ed.
GG: pág. 495]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Ya
es bastante que yo tenga a veces, con mayor frecuencia que antes, pensamientos
calculadores; no quiero más, si no resultaría irrelevante que viviese siquiera.
Hacer las cosas como cualquier otro: rastrear una pequeña ventaja aquí, una
grande más allá, olisquearlas, contarlas, perseguirlas, atraparlas, ¿para que?
Quiero vivir al margen y no utilizar
nada.
*** El suplicio de las moscas. Parte III. [Ed. GG: pág. 621]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
De
nuevo Pascal.
El
que nunca irrita ni decepciona. Nada en él es prestado. Su contundencia deja
siempre una puerta abierta. Aun cuando no se estuviera de acuerdo con ninguna
de sus palabras, uno desea verlas y meditarlas una y otra vez. Ningún descubrimiento
se interpone en su camino. En él, pensamiento y fe tienen la misma altura.
En
sus Pensées lo favorece el hecho de
que siempre se interrumpe. Cada cual
es libre de ordenar los textos de otro modo. Lo mejor es dejarlos sin ordenar.
El
punto de partida es su esencia, y la pureza de Pascal se expresa en cada
arranque.
«La
multiplicidad que no se funde en una unidad es confusión, la unidad que no
depende de la multiplicidad es tiranía.»
*** El suplicio de las moscas. Parte VIII. [Ed. GG: pp. 679-680]
[Se lee en los Pensées de Pascal: «La multitude qui ne se réduit pas à l'unité est
confusion. L'unité qui ne dépend pas de la multitude est tyrannie,
(...)» (Pascal, Blaise. Pensées. 604-871 Église, pape.)]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Es
como si nada de lo que te pasa por la cabeza fuese ya apremiante. Te ocurre,
como quien dice, solo a ti.
Antes,
tus pensamientos tenían un extremo abierto que, de un modo natural, buscaba
otros. Allí residía, podría decirse, la esperanza
del pensamiento. Cuanto más decididamente lo interrumpía yo, más esperanza
conservaba el pensamiento. Con cada roce se ampliaba misteriosamente. Debería
describirse cómo crecen los pensamientos entre
las personas.
Hoy,
el pensamiento se interrumpe en vano. Ha perdido el placer de ver surgir otros,
de aventurarse en otros. Seguramente es esto lo que sienten de continuo los
pensadores sistemáticos. Lo que yo experimento como una desgana producida por
los años lo utilizan ellos para legitimar su pensamiento.
*** El suplicio de las moscas. Parte IX. [Ed. GG: pág. 694]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
Es
verdad que quiero conocer todo aquello en lo que han creído los hombres. Pero
quiero conocerlo en el estado en que era digno de crédito, no en sus extenuadas
ramificaciones.
Lo
conceptual me interesa tan poco que, a los cincuenta y cuatro años, no he leído
seriamente a Aristóteles ni a Hegel.
Y no es sólo que me resulten indiferentes: desconfío
de ellos. No puedo aceptar que el mundo les pareciera inteligible antes de que
fuera realmente conocido. Cuanto más riguroso y consecuente es su pensamiento,
más distorsionada es la visión que ofrecen del mundo. Yo quiero ver y pensar de
un modo francamente nuevo. No hay en ello tanta arrogancia como podría
pensarse, sino una indestructible pasión por el ser humano y una creciente fe
en su inagotabilidad.
*** Hampstead. Años 1957-1959. [Ed. GG: pág. 717]
[Letra P] - PENSAMIENTOS
El
quiere huir del terrible tira y afloja, del trajín de las manos, del comercio.
Quiere obligar a la gente a que le regale con generosidad, y en contra de su
voluntad, lo que él mismo debería coger. Nada odia más que la ganancia. Ésta es
para él la máxima expresión de la brevedad de la vida, que va reduciéndose a
fragmentos cada vez más cortos, hasta convertirse en horas. No quiere tener que
dedicar ni un instante a pensar que se ha ganado algo. Quiere ganarlo todo para
los demás, no para la familia ni para los amigos, sino para todos. No, él no
quiere ganar nada ni tampoco merecérselo, porque no quiere poseer nada y menos
aún servir a nadie. Con sus deseos de ser libre, habría ido a parar entre los
ladrones y los tiburones, si fuera malo. Pero no quiere la libertad por sí misma,
sino que la quiere para pensar. Sabe lo mucho que puede lograr, muchísimo,
cuando le permiten pensar, siempre que sus pensamientos se vean libres de la
mortal codicia de las manos. ¶ (p. 52,
antes de «Un estudio más detallado...»)
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